Mis piernas eran arqueadas de la rodilla para abajo, mi abuelo,
algunos familiares incluyendo a mi mamá y hermano también las tienen arqueadas
pensamos que era genético. Debido a esto al principio caminaba naturalmente
como un pingüino, hasta que mi mamá me impuso a que caminara con los pies
derechos. Hacia el intento hasta que me acostumbre, para poder caminar con los
pies derechos tenia que hacer un movimiento de rotación con la cadera que todos
los que detallaban mi manera de caminar lo podían notar fácilmente.
Todo empezó en Junio
del 2014, yo iba para una actividad extracurricular en vestido, y mi mamá desde
hace un tiempo no paraba de verme las piernas. Diciendo que cada vez se me
arqueaban más, y comparando mis piernas con las de ella frente al espejo.
Empezó su preocupación hasta que me llevo a una cita con uno de los mejores
traumatólogos especialista en meniscos (el problema que tenía).
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| Si detallan la rodilla y el pie de mi pierna derecha, se pueden dar cuenta de mi problema. |
En la consulta con el
traumatólogo, al verme supo cual era mi problema, desviación de tibia, sin
anestesia dijo que era de operación, que si no lo trataba a tiempo podría
sufrir de artrosis prematura, y de problemas en la cadera debido al movimiento
que hacia al caminar.
Nunca antes me habían
operado. Y el procedimiento de esta cirugía era un poco (bastante) traumático;
tenían que fracturarme el hueso en dos, hacerme una rotación en el pie para que
quedara derecho, y luego estabilizar el hueso con unos tutores (clavos).
Generalmente este tipo de cirugías primero se opera una pierna y luego la otra.
Me mando a hacerme unas
radiografías para decidir si podía operarme en el momento o tendría que esperar
que el núcleo de crecimiento terminara de crecer. Con las radiografías en mano
me dijo que me podía operar. No quise perder más tiempo, pensaba en que ya me
graduaría, prefería operarme antes y las dos piernas al mismo tiempo, así era
un solo dolor y más rápido, pensando en que en las vacaciones de julio-agosto
me operaban pasaba el reposo y podría ir al colegio tranquilamente.
Haciendo todos los
tramites para la cirugía se hizo imposible que me operaran en vacaciones,
cuando ya teníamos todos los papeles
listo se pauto fecha para el 8 de Octubre del 2014.
Empezaron las clases,
fui las dos primeras semanas al colegio. Los profesores ya dando los planes de
evaluación, cada vez que decían fechas después del 7 de octubre hablaba con
todos diciéndoles que me operarían.
Una semana antes preparándome psicológicamente y físicamente,
haciéndome todos los exámenes que mandan. Uno me lo tuve que repetir porque
justamente la noche anterior me comí un yogurt “light” alrededor de las 11 pm,
cuando el doctor vio los resultados lo primero que hizo fue preguntar si en mi
familia había índice de diabetes porque en los exámenes sale que presuntamente
podía sufrir de diabetes tipo 1, y luego le conté lo del yogurt que me comí a
las 11 pm, lo cual me mando a repetirme los exámenes exaltando: “EN AYUNO, NO
PUEDES COMER NADA DESPUÉS DE LAS 6 PM”.
Llego el día de la
cirugía, estaba completamente tranquila, pero ansiosa también porque ese día
era la reunión promocional del paquete del viaje de graduación y quería ir.
Llegamos a la clínica
media hora antes, mi cirugía era a primera hora de la mañana, mi madrina nos
acompaño un rato, más nerviosa estaba mi mamá que yo, me pasaron a una
habitación y llego una enfermera a prepararme, agarrarme la vía y cambiarme. Mi
madrina se fue y llegó mi tía. Volvió a entrar la enfermera, esta vez con una
silla de ruedas, llego la hora, mi mamá rezando, yo tranquila me persigne y me
pasaron a quirófano.
Entrando a quirófano me
dio frío, no tenia ropa prácticamente y la temperatura baja, cuando me monte en
la camilla empecé a temblar, tenía mucho frío y a la vez los nervios me
atacaron. Uno de los enfermeros me dice: “Apoya el brazo aquí”, mientras
introducían una inyectadora en la vía que anteriormente me había agarrado la
enfermera, me tomaron la tensión y cerré los ojos, no los abrí sino después de
que se me paso la anestesia.
Una cirugía que dura alrededor de seis horas, duro un poco
menos, me pasaron a la habitación y el doctor cuando me va a chequear me dice
que se me salieron unas palabras de contenido obsceno (groserías), pero yo verdaderamente
no recuerdo nada, estaba anestesiada.
Pasándose la anestesia
estaba en una posición muy incomoda, tenía las piernas semi-flexionadas y me
cansaba, me quejaba mucho de que estaba incomoda y quería estirar las piernas,
estaba una enfermera en la habitación y me dijo que no podía hacerlo, y mi mamá
llorando porque no le gustaba verme sufrir (más bella). En lo que el doctor
llego a la habitación me queje de que estaba incomoda por la posición y me
dijo: “No chica pero tu puedes mover tus piernas vale, estíralas, puedes hacer
lo que tu quieras, mañana te vas a parar para que camines”, me agarro las
piernas por los tutores y me las estiro, ya estaba más cómoda.
Mi mamá recibiendo
llamadas hasta del primo tercero que no lo veo desde que tenía cinco años
preguntando que como salió todo, y yo recibiendo visitas de familiares que ni
conocía, no me dejaban hablar, me decían que me quedara tranquila que estaba
recién operada, y yo pensando: “Me operaron las piernas no las cuerdas
vocales”, pero igual era poco lo que hablaba.
Pase el día entre
dormida y despierta, estaba con puros antibióticos y para el dolor analgésicos,
era tan fuerte el dolor que me tuvieron que poner morfina en dos ocasiones,
admito que la morfina era lo mejor, me relejaba demasiado JAJA.
Ya en la noche estaba
un poco mas consciente y pendiente de la reunión, preguntándole a los muchachos
que decían, unos me respondían otros no, estaban pendiente de lo suyo.
Paso la noche, con todo
el tratamiento no se me hacia nada difícil para dormir, lo único incomodo eran
las ganas de ir al baño, con miedo a pararme tuve que orinar en el pato varias
veces.
Primer día
postoperatorio:
Mi mamá con ayuda de mi madrina a primera
hora de la mañana me mandan a pararme antes de que llegara el doctor. Tenía
mucho miedo, con suma delicadeza y mucha ayuda me pare, y apoyada de una
andadera daba diminutos pasos. Llego el doctor a limpiarme las heridas, me
consiguió sentada, me tuve que volver a parar para acostarme y que pudiera
hacer la cura. Cuando me quita las vendas todos los que estaban en la
habitación le tenían pánico, ver los clavos enterrados, y ver las heridas
fresquitas les daba dentera. Termino la cura y me dijo que caminara que le
diera movimiento a las piernas.
Me paraba solo para ir
al baño, era muy incomodo con la vía, tenia que apoyarme de la andadera y
siempre botaba un poco de sangre por la posición y presión de la mano. Cada
cierto tiempo entraban los enfermeros con algún tratamiento. Seguían las
visitas y los mensajes, no tanto como el día anterior.
En la noche entro un
medico residente a revisar que todo estuviera bien, ha sido uno de los doctores
mas lindos que he visto en mi vida, ese día era el Miss Venezuela y me pregunto
que cual iba ganando, pero yo ni sabia, se fue, y no lo volví a ver más.
Segundo día de
postoperatorio:
Este día me daban de
alta, estábamos esperando que llegara el doctor para que me revisara y me diera
las indicaciones del reposo, posterior a esto llego el desayuno, para irnos
solo faltaba esperar que se terminara el tratamiento, yo no me quería ir, ya me
había acostumbrado a la atención, quería quedarme, no me quería parar, pero me
toco.
No fue nada fácil,
quería que me llevaran en silla de ruedas desde la habitación hasta el carro,
fue el recorrido mas largo de mi vida, pasito por pasito, dure como una hora
caminando no mas de 100 metros, las enfermeras dándome apoyo moral, y los demás
viéndome y pensando “pobrecita”, eso es lo primero que piensan cuando ven a una
persona en ese estado.
Admito que me encanto
estar hospitalizada, recibía mas visitas y llamadas que en mi cumpleaños, mucha
más atención.
En mi casa me la pasaba
siempre acostada, nada más me paraba para comer e ir al baño, me daba mucho
miedo y dolor caminar, razón por la cual mi mamá siempre me regañaba.
En uno de esos días
vinieron Arianna y Valentina a visitarme y echarme los cuentos, en lo que me
vieron quedaron asombradas, y como los demás me dijeron: “Ay amiga pobrecita,
que dolor verte así”, fue un día diferente, me alegraron la tarde.
Pasó una semana y ya me
tocaba ir a la consulta para que me quitaran los puntos, la cita me toco justo
el día de mi cumpleaños. Llegando a la clínica todas las personas que estaban
ahí voltearon a verme, admito que me sentí muy incomoda y estuve a punto de
llorar.
Esperando para ser
atendida un señor muy humilde que también estaba esperando su turno me empezó a
preguntar sobre la operación y también contándonos su historia, tuvo un
accidente de pequeño y ya le habían hecho 22 cirugías, por su condición no
puede trabajar y para poder alimentar a sus tres hijos vende caramelos,
anillos, y cualquier cosita en autobuses. Mientras contaba su historia yo en lo
único que podía pensar era en lo agradecida que estaba con Dios y con mis papás
por todas las comodidades que tengo. En ese momento el señor saco su bolsita de
anillos y con mucho cariño me regalo uno, yo con mucha pena lo acepte y me lo
puse. Luego de salir de la consulta mientras mi mamá buscaba el carro, el señor
me acompaño a la entrada.
En lo que me monte en
el carro solté el llanto, desde que el señor nos empezó a contar su historia ya
me había puesto sentimental y estaba tratando de aguantar las lagrimas, mi mamá
me pregunta que por qué estaba llorando, y le dije que me dio mucho sentimiento
la historia del señor y que si tuviera dinero me gustaría ayudarlo. Posterior a
eso mi mamá se bajo del carro saco todo el dinero que tenía en la cartera que
no era mucho, y se lo dio al señor como una colaboración, intercambiaron
números para estar pendiente de cuando era su operación. Hasta el día de hoy no
supe más nada del señor, pero siempre tendré ese lindo recuerdo.
Pasaron los días, el
dolor se hacia más intenso, era poco lo que caminaba, y no podía conciliar el
sueño. El dolor era tan fuerte, tuve una depresión que lo único que pensaba era
que se me había infectado y que me tenían que amputar la pierna, también tenia
un fuerte dolor en el pie, eran los nervios que no tenían la movilidad
necesaria. En uno de esos días no aguante el dolor y eran más de las 12 am me
tuvieron que llevar de emergencias a la clínica a que me pusieran un
analgésico. Cuando llegue a la clínica me dijeron que no me podían poner
analgésico porque estaba escaso, y el que tenían disponible era solo para
pacientes que habían sido operados allí, me mandaron unas pastillas, y me vine
a la casa.
La mañana siguiente el
dolor no se me calmaba, llamamos al doctor y me volvieron a llevar a
emergencias en la clínica que me dijo el doctor para verme. La gente seguía
viéndome raro, y un niño pensaba que era un personaje sacado de Iron Man, pero
ya me estaba acostumbrando, el doctor en lo que me vio me dijo que estaba muy
flaca, y que tenia que caminar porque los músculos se me estaban atrofiando, me
mando unas pastillas y también me mando a hacer terapias.
Era tanta la depresión
que contaba todos y cada uno de los días que faltaban para que me quitaran los
tutores, y mientras más estaba pendiente de eso más largos se me hacían los
días y las horas. Después que me reincorporé a mis actividades fue que el
tiempo me paso más rápido.
La siguiente semana
empecé a ir a terapias todos los días, los primeros días era un poco difícil,
entre a terapias con andadera y en una semanas de terapia ya caminaba con
bastón de una punta.
Exactamente un mes
después de mi operación fue mi confirmación, cuando la gente se paraba en la
misa el obispo me decía que me quedara tranquila sentadita, y al momento de la
comunión fui la primera en recibirla, luego para la foto me dijo: “Yo de verdad
que te admiro, eres una niña muy valiente, porque yo te veo con eso y me duele,
imagínate”. –Valiente-, así me llamaron varias veces. Ya al día siguiente de la
confirmación me tocaba ir a clases.
Primer día de clases
con los tutores: Mis amigos sabían que iría ese día, Arianna y Valentina me
recibieron en el colegio, me ayudaron a bajarme del carro y me ayudaron con el
bolso. Luego subiendo las escaleras estaban muy pendientes de que nadie se
tropezara conmigo, los muchachos preguntándome si me cargaban, y Pablo siempre de caballero que me ayudaba con el bolso y a veces me apoyaba de el para bajar las escaleras, todos muy
pendientes y atentos. Así pasaron las primeras dos semanas. Ya después me
tocaba a mi sola llevar mis cosas jajaja,
gracias a todos en serio por ayudarme en el momento que más lo necesite y por
ser tan atentos.
| Valentina, Pablo y Arianna. |
Como ya había retomado las clases no pude ir más a terapias porque el horario me chocaba, pero ya me había acostumbrado, había agarrado más masa muscular y ya todo era normal, debido al constante movimiento que tenia, subir más de 50 escalones diarios era un buen ejercicio. Los primeros días me tomaba dos pastillas para el dolor que me daba, ya después no me hacían falta gracias a Dios.
Intentamos dos veces
hablar con los coordinadores para ver si nos podían cambiar a un salón en el
primer piso así yo no tendría que subir tantas escaleras, pero fueron intentos
fallidos, no nos cambiaron de salón debido a que éramos los más desordenados y
estábamos en ese salón porque así estaban mas pendientes de lo que hacíamos.
Cuando estaba sentada que no usaba el bastón, siempre lo agarraban para echar
vaina por ahí, una vez Marlini una profesora le dijo a un compañero:
“Devuélvele el pobre bastón a la muchacha vale no seas malo” jajaja.
Un día no baje a
receso, me quede en el salón con los muchachos hablando, en eso me senté en el
descansa brazo de un pupitre vacío y me he caído de espalda, hice un esfuerzo
de que las piernas no pegaran tan fuerte del piso pero de igual manera
chocaron, los muchachos se asustaron, y luego yo estaba preocupada de que no
haya pasado nada grave. Cuando me toco la consulta le dije al doctor, me reviso
y me dijo que no fue nada grave que todo estaba bien gracias a Dios.
Estando en mi casa,
buscando algo en el frízer se ha caído un envase con caldo de pollo congelado y
me ha golpeado en una pierna justo debajo del tutor, fue tan fuerte el golpe
que me dejo un morado, cosas que solo me pasan a mi estando convaleciente.
En Diciembre viaje con
mi mamá a Margarita, pasando por el detector de metales obviamente sonó debido
a los tutores, la señora de seguridad me reviso personalmente para asegurarse
de que no llevara ningún objeto prohibido. La gente se seguía sorprendiendo al
mirarme los tutores, algunos eran discretos otros no, pero ya estaba
acostumbrada, y me causaba gracia verles la cara a las personas que no eran tan
discretas.
Fuimos a ver a la
Virgen Del Valle que aun no la habían subido, y había mucha gente, yo estaba
con mis bastón y mis tutores, algunas personas me daban paso, otras no, hubo
una señora un poco falta de respeto que también tenia un bastón y dijo: “Yo también
tengo problemas en mis piernas, así que espere a que alguien se vaya”, yo
callada no dije nada, y seguí en lo mío.
Cuando nos vamos a
regresar chequeando nos dicen que el vuelo esta retrasado y que todavía no van
a chequear para ese vuelo, estuvimos como cinco minutos esperando en la cola, y
un señor dice: “Pero chequéenla a ella para que pase y este más cómoda en la
sala de espera”, la chica de la aerolínea tuvo consideración, nos chequearon y
pasamos a la sala de espera. Después del rato volvemos a ver al señor, esta vez
nos estaba buscando para que fuéramos con el a la sala VIP para que estuviera
más cómoda. Un señor muy atento y amable, estuvo hablando con mi mamá y una
amiga de mi mamá que también viajaba con nosotras. El vuelo tuvo un retraso de
aproximadamente cinco horas, ya me estaba empezando a cansar y me estaban
empezando a doler las piernas. Lo único que no me mantenía tan amargada era un
amor a primera vista, de esos que solo ves en los aeropuertos. Cuando por fin
llegamos a la casa a la 1:30 am, me acosté a dormir.
El día siguiente de
haber llegado del viaje cuando me desperté no podía pararme de la cama, no
podía caminar, tenia un dolor insoportable, mi papá tuvo que cargarme y
llevarme hasta su cuarto, pasé todo el día acostada tomando analgésicos para el
dolor.
Una navidad en tutores,
mandé a hacer con mi modista unos pantalones súper anchos para que no se me
vieran los tutores el 24, ni el 31. Para el 31 vino mi familia materna, días
antes del 31 me monte en la bicicleta porque me provoco hacer ejercicios, luego
de eso me ha dado un dolor también insoportable que se me fue calmando a los
días.
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| Omitan lo fea que salí y vean los pantalones, este parece una falda. |
Viajamos a la playa los
primeros días de Enero, no pude disfrutar mucho debido a que cada vez que me
metía en el mar me ardían las heridas por el agua salada que me entraba, pero a
pesar de eso fue un viaje muy relajante, menos cuando estábamos de regreso en
carretera, vimos dos accidentes, me traume mucho con esa vía.
Ya de regreso en Puerto
Ordaz, me inscribí en una actividad extra curricular con Alejandro uno de mis
mejores amigos. Para esta actividad me puse uno de los pantalones que mande a
hacer, como estaba con el bastón las personas me preguntaban que me había
pasado, y como no podían ver los tutores por el pantalón les explicaba y
mostraba. En esa actividad tuve un poco de prioridad por mi condición, y el
bastón también me sirvió de mucha ayuda.
Después de una consulta
con el doctor fui con mi mamá para la farmacia, desde que me operaron ni los
primeros días usamos los puestos de discapacitados en los estacionamientos,
cuando el vigilante ve que nos bajamos y se fija de mis tutores le dice a mi
mamá en tono de regaño: “Señora para esos casos es que están estos puestos de
discapacitados”. Luego cuando vamos a pagar habían colas en todas las cajas, y
el mismo vigilante que regañó a mi mamá le pidió permiso a una señora para que
mi mamá pagara sin tener que hacer la cola tan larga.
Hubieron varios casos
donde me daban prioridad, personas solidarias y respetuosas, pero como siempre
esos que no les importaba la condición de los demás solo la de ellos.
Última consulta para
llevarle las radiografías al doctor para fijar la fecha que por fin me quitarían
los tutores. La fecha más próxima era el día del cumpleaños de mi papá, 27 de
Enero, y como yo no quise esperar más accedí.
Cuando las personas en
la calle me veían con los tutores lo primero que se imaginaban era que había
tenido un grave accidente, eran pocas las personas que se atrevían a preguntar
y cuando finalmente preguntaban, luego de que les contara la historia me
decían: “Pensé que había sido un accidente”. Los niños eran los que más se
impresionaban de verme con los tutores, me veían como dije anteriormente, como
si fuera un personaje sacada de Iron Man, y algunos papás para que se asustaran
les decían: “Si no haces caso, corres y saltas donde no debes te van a poner
eso que le pusieron a la niña, y eso duele mucho”, y así era como se quedaban
tranquilos jajaja.
Llego el día más esperado
luego de tres meses y medio, a primera hora de la mañana salimos a la clínica,
cuando llegamos estaba cerrada y ya había gente afuera esperando, unos para
consulta y algunos de cirugía. Había una muchacha de El Manteco (un pueblo que
queda por Upata) con muletas que también iba a ser operada ese mismo día, pero
a diferencia de la mía a ella le iban a colocar un tutor, y era una operación
mucho más complicada que la que me habían hecho a mi.
Abrieron la clínica y
nos pasaron a la habitación la cual era compartida, me toco con la misma
muchacha, compartimos un rato más mientras esperábamos que llegara el doctor,
cuando finalmente me pasaron a quirófano, me anestesiaron y me retiraron los
tutores.
Cuando me despierto que
se me esta pasando la anestesia me sentía rara, y por lo primero que pregunte
fueron por los clavos que tenia, los quería ver, siempre quise ver que tan
largos y afilados eran, pero no pudieron mostrármelos debido a que es un
material que con un simple roce te puede causar una gran herida. Paso una hora
y ya mi mamá se quería ir, el doctor me dio las recomendaciones, me quito los
tutores pero por las heridas me puso unas vendas, las cuales no me podía mojar
durante tres días. La anestesia no se me había pasado lo suficiente, y cuando
ya me iba que iba caminando hacia el carro me desmaye, gracias a Dios mi papá
estaba ahí que me pudo agarrar para que no me cayera.
En mi casa pase todo el
día durmiendo, luego de comer me dieron unas nauseas horribles, vomite dos
veces, todo era causa de la anestesia. Después del rato se me paso por completo
y me empezó a dar un ardor en las piernas, no era dolor era ardor, me ardía
mucho, y por la costumbre de los tutores caminaba abierta que mi mamá me
regañaba porque ya podía caminar normal.
A los dos días fui al
colegio y ya podía usar mis pantalones normales. Lo primero que hice al llegar
fue preguntarles a los profesores y amigos que me encontraba en el camino que
no sabían que ya me habían retirado los tutores, si no notaban una diferencia.
Una semana después fui
a consulta para que me retiraran los puntos. Ese día vi a la misma muchacha que
compartió habitación conmigo, ya con su tutor, estaba muy adolorida, sin
preguntarle se le notaba.
Pase con el doctor, me
quito los puntos impresionado de mi rápida cicatrización, y también me dio
otras recomendaciones del reposo, podía hacer ejercicios pero nada de correr,
patear, hacer una maquina en específico en el gimnasio, saltar, y ejercicios de
alta intensidad por al menos cuatro meses.
Esa semana salí,
después de mucho tiempo y muchas invitaciones negadas por fin salí, un ladies
night en casa de Valentina para celebrar, a pesar de que ya no me dolía nada,
ni me ardía lo que me molestaba era ponerme pantalones pegaditos porque me
causaban molestia en las cicatrices mas grandes que son las de la rodilla. Pasé
cinco fines de semanas seguidos saliendo, necesitaba disfrutar lo que no pude
teniendo los tutores.
Al pasar del tiempo
volví a caminar normal, incluso hasta mejor de lo que caminaba antes de los
tutores.
Ya para Abril estaba
empezando a ir al gimnasio con mi meta de un cuerpo de playa para gusana
jajaja, iba al gimnasio con Valeria y María Alejandra, los primeros días hacia
maquinas con peso y nada me molestaba, pero después si habían días que me daba
un dolor un poco intenso en la tibia, que dejaba de terminar la serie y seguía
con otro ejercicio que no me causara dolor. Era seguida la molestia, un día me
preocupe y le mande un mensaje al doctor preguntándole, me dijo que fuera a
consulta, pero como se me quito nunca fui.
En el colegio para no
hacer educación física ni práctica de premilitar siempre usaba la excusa del
reposo, cuando en realidad ya era tonto porque ya podía hacer mis actividades
con absoluta normalidad, pero yo seguía usando eso como excusa a mi flojera
jajaja.
Deje de ir al gimnasio
y empecé crossfit, ya habían pasado los cuatro meses de reposo, al principio
iba sola y hacia todos mis ejercicios tranquila, después de que mi mamá
empezara a ir conmigo cuando trotábamos me decía: “Jessica tu no puedes trotar,
camina”, cuando nos tocaba saltar: “Jessica tu no puedes saltar por la
operación, tienes que cumplir con el reposo”, cuando corríamos: “No puedes correr,
que te dijo el doctor?”, si estaba cansada y el entrenador me exigía le decía:
“Ella no puede porque la operaron de las piernas”, lo que yo siempre respondía
era: “Mami por dios ya se cumplieron los cuatro meses de reposo, Febrero,
Marzo, Abril, Mayo y Junio” se los contaba con la mano, después de la semana
fue que entendió y no me dijo más nada jajaja.
En mi fiesta de
graduación pase toda la noche con mis tacones saltando, bailando, y la mamá de
un amigo me dice: “Jessica y a ti ya no te duelen las piernas, ya estas fina?
Porque yo te veo saltando, bailando como si nada, yo creo que me duele más a mi
que a ti”, y esas son preguntas típicas que me hacen los conocidos que saben
que me operaron.
También las personas
que no sabían de mi operación cuando me veían las cicatrices me preguntaban que
me había pasado ahí, puedo decir que han sido tema de conversación varias
veces, hasta en gusana me preguntaron tres veces por mis cicatrices.
Hasta el día de hoy
gracias a Dios no he tenido mas molestias ni dolores, ya corro, salto, pateo,
sin molestia alguna.
Esta fue mi primera
operación, pre, durante y post tutores, ahora quiero ir a un cirujano plástico
para eliminar las cicatrices JAJA.
Si les gusto mi post háganmelo saber, y si lo comparten me harían muy feliz, un beso grande!
Jessica Leobruni.






me encanto tu relato puedes escribir un libro hasta llore con lo del anillo eres linda
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