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Un Día Fuera de lo Común

21 de Enero del 2015

     Empezó como un día normal, me desperté temprano porque se supone que iba a salir un poco más temprano de lo usual, para consultar algo con un profesor del college.
     Preparé mi comida, a las 10:30 am estaba comiéndome mi brunch. Mi tía me pregunta qué iba a hacer luego de clases porque tenía una conferencia y que me fuera a la estación Belmont que ella me iba a pasar buscando por allá para irnos.
     Luego de comer me comencé a arreglar para salir, pero dándome todo mi tiempo termine saliendo de la casa a la misma hora de siempre 12:30 pm para entrar a clases a la una.

     Cuando voy a salir de la estación por la puerta que siempre uso vi que había un señor de la tercera edad atascado en la otra puerta, no podía entrar a la estación, fui a ayudarlo a empujar la puerta pero no logro entrar, le dije que me dejara salir así lo podría ayudar desde su lado. Pase su tarjeta dos veces y no pasaba, le dije que probablemente no tenía dinero y me dijo que eso no podía ser porque eran pases gratis que le otorgaban, finalmente use mi tarjeta para que pudiera llegar a su destino y yo al mío tranquila, pudo pasar y me quede esperando el “gracias” que no escuche, pero al menos me sentí bien conmigo misma.
     Luego me fui directamente a mi clase porque ya eran las 12:55. En el break fue que pude ir a la consulta. Estaba emocionada por terminar clases e irme, iba a conocer nuevos lugares.
     Para quemar un poco de tiempo después de clases me puse a leer un poco un libro de Gandhi en ingles que mi tía me presto y había empezado a leer dos días atrás. Diez minutos después tome el tren hasta Belmont.
   
     Llegue a la estación y como mi tía me había dicho que iba en camino la espere dentro de la estación por 15 minutos, luego de eso me manda un mensaje diciéndome que le faltaba una hora para llegar. Dentro de la estación no habían sillas y no me atreví a sentarme en el piso porque estaba sucio. Pase cinco minutos decidiendo si salir a caminar por los alrededores o no, tenía miedo de perderme y que con el frío el teléfono se me apagara.
     Decidí salir a caminar, luego de dos cuadras cruce la avenida y me regrese por la acera contraria, en eso me dan ganas de ir al baño, habían varios restaurantes en la zona, pero yo sin saber si los baños eran solo para clientes, por lo cual me daba pena entrar indiscretamente directo para el baño. El más conocido para mi era Subway. Desde afuera pude ver el baño pero tenia un papel que no alcance a leer, no había nadie en el local, ni un trabajador, por un momento pensé que estaba cerrado. Cuando entro que me acerco al baño leo “baño solo para clientes” pero me hice la loca, y salió un trabajador “qué desea?”, y yo no nada solo quiero ir al baño, el muchacho “oh lo siento solo para clientes” y yo pensando “bueno iré a comprar una galleta”, apartando la situación de que quería usar el baño, me provoco comerme una galleta, cuando le pregunto el precio de las galletas me dice con cara de comprensión “go go use the restroom”, a la primera no le entendí por su acento hindú.
     Luego de salir del baño me quería sentar, ya no quería seguir caminando porque me podía perder, hacia frío y estaba con poca batería. Le pregunte al muchacho si me podía sentar porque no fuera a ser que tampoco podía sentarme si no consumo, aunque en realidad tiene lógica, pero el muchacho fue muy comprensivo y me dejo sentarme. A los dos minutos de estar sentada mi tía me llama para decirme que estaba frente a la estación esperándome.
     
     Llegamos a la conferencia de Mujeres Latinas en Acción en la Universidad de DePaul, y deje mi bolso en el carro, lo pase al asiento de atrás. Luego de la conferencia mi tía me dice que una amiga le dijo para ir a un restaurante de un amigo argentino, que los jueves van los músicos y tocan.
     Llegamos al restaurante, pasamos un rato agradable, música suramericana en vivo, en varias oportunidades varias canciones de Venezuela. 
     
     Eran las 11pm y decidimos irnos, mi tía se monta en el carro y lo mueve para no embarrarme con la nieve cuando me montara. Yo muy feliz, había pasado un día excelente, conocí lugares nuevos, fue un día muy interesante. Cuando estoy por abrir la puerta del copiloto, por costumbre SIEMPRE me veo en el reflejo del vidrio. Cuando vi me extraño que estuviera muy claro, que no hubiera reflejo, y luego noté las orillas de la ventana, me di cuenta que rompieron el vidrio, y le digo a mi tía que ya estaba en el carro lista para arrancar. Ella volteo y fue la que se dio cuenta que nos robaron nuestros bolsos, porque yo de los nervios sólo vi el vidrio roto.
     Estábamos con una amiga de mi tía, ella llamo a la policía para reportar. En mi bolso estaban mis apuntes de las clases, mis lentes, mi iPod, unas pastillas que me traje de Venezuela que solo se pueden comprar con prescripción medica, el libro de Gandhi, mi monedero con mi cedula venezolana y tarjeta de debito por activar. El efectivo que tenia en el monedero esa mañana antes de salir de la casa lo saque y lo guarde, por lo tanto no tenia tanto dinero en el monedero. Al principio lo único que me importaba era la cedula, pero en el camino a casa veníamos hablando de qué teníamos en los bolsos, cuando le dije a mi tía de la tarjeta de debito me dijo que ya la pudieron haber usado y haber sacado todo el dinero de la cuenta, lo cual empieza una preocupación mayor, todo lo que pensaba era que me había quedado varada, sin dinero, sin nada.
     Al llegar a casa lo primero que hice fue buscar un número del banco para reportar la tarjeta, no contestaban, ya estaba que se me salían las lagrimas, eran la una de la madrugada, no sabia que hacer quería llamar a mi mamá, pero luego pensé que ella estaba durmiendo, la iba a preocupar, y me abstuve. Al quinto intento logramos la comunicación para hacer el reporte y por obra y gracia de Dios, aun no habían hecho ningún intento de uso. Sentí un alivio inmenso.
     Luego bajamos a ponerle una bolsa negra a la ventana por si nevaba aunque el pronostico del clima decía que no iba a nevar, igual tomamos las precauciones. Tres mujeres a las dos de la mañana poniendo una bolsa negra a la ventana de un carro.
     Un robo, algo que nunca me paso en Venezuela gracias a Dios, me pasa en un país primer mundista. Pensando todo, dije que aquí si que no le puedo echar la culpa a Chávez, pero luego saque la lógica y al final del día, la sigue teniendo porque gracias a el estoy aquí construyendo una nueva vida, y no gracias en el buen sentido.
     Contando todo lo que me paso en el día decidí que tenía que escribirlo, me pareció un día tan interesante y loco, a pesar del robo que fue algo que en Venezuela nunca me paso.
     Nos despertamos el día siguiente y contra pronostico, había nevado. Gracias a Dios le pusimos la bolsa negra a la ventana porque de no haberlo hecho, se nos hubiera hecho imposible salir ese día, teniendo muchas cosas por hacer, la cual una de ellas era ir a que le pusieran un vidrio nuevo, y en la noche teníamos la despedida de mi prima.
     Lo más irónico de todo es que el jueves, pasándola bien, antes del pequeño incidente, había publicado en twitter: “Que buen día y aún no termina!!”.

     Espero les haya gustado esta loca anécdota, síganme en instagram como: ohjesssblog, y por snapchat donde relato todo en el momento como: jessicaleobruni. Un beso enorme!

Jessica Leobruni.

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