Terminé la noche de mi cumpleaños
número 19 atesorando momentos vividos en mis tres cumpleaños anteriores, y a la
vez reflexionando sobre lo mucho que he crecido a nivel personal. Citando lo
que me dijo una hermana religiosa: "tan chiquita y por todo lo que has
pasado", y sí. Sin embargo, no siento que hayan sido cosas malas, para mi
todo pasa para mejor.
En mi cumpleaños 16 estaba recién
operada, la tarde la pase en un consultorio, y conocí a una persona que me
regalo una enseñanza de vida, incluso sin saber que era mi cumpleaños me regalo
un anillo sacado de la mercancía que vendía para llevar el pan a su casa - esta
historia esta en el post de mi operación-.
En mi cumpleaños 17 estaba recién
graduada, lo celebre con mis amigos y familiares, no tenía la mínima idea que
los siguientes dos cumpleaños no iba a estar en el calor de mi hogar, sabía que
el próximo cumpleaños iba a estar en una nueva etapa pero tampoco se me pasó
por la cabeza que sería en otro país.
Ya van dos años consecutivos en el
que paso un cumpleaños rodeada de diferentes personas a los años anteriores.
Hace un año estuve lejos de mi
familia directa y de mis amigos de siempre, pero de igual manera rodeada de
personas que aprecio mucho. Hace un año llegue a pensar que estaba pasando
por una etapa un poco difícil, a pesar de todo estuve sobreexpuesta a las
críticas de alguien a quien considero que marco mi vida.
Hoy, un año más tarde me encuentro
en una situación similar en el sentido que estoy lejos de mi familia, de mis
amigos de toda la vida, de mi novio, e incluso de las personas con las que
compartí hace un año.
Dicen que cada año son menos las
personas que rodean tu mesa al momento de cantarte cumpleaños, en mi caso, son
menos y a la vez son personas completamente nuevas en mi vida.
Quiero agradecer por todo lo
ocurrido durante mis 18, todas las experiencias tanto buenas como malas me
sirvieron para crecer como persona, he aprendido muchísimas cosas y estoy
segura que aún me faltan un millón de cosas más por aprender.
A mis 18 me mude sola
a una ciudad completamente nueva, empecé la universidad, reprobé mis primeros
exámenes, e inicié mi primer noviazgo oficial.
A la vez, aprendí que no puedo
rodearme de personas con energía negativa, y que es mejor dejar que las cosas
pasen en el momento que tengan que pasar. Aprendí a tener la predisposición de
aceptar, aceptar y afrontar cada obstáculo que se presenta con la mejor de las
actitudes porque lo mejor es lo que pasa.
En un principio sentí que no
pertenecía, no me hallaba en esta nueva ciudad, fueron más de tres meses de
inestabilidad emocional, esto era en mayor parte por el entorno que me rodeaba
porque si en principio extrañaba mi casa, y mis seres queridos, tu entorno
influye demasiado en tu estabilidad emocional.
Me considero una persona optimista,
sin embargo, llegue a un punto de quiebre, donde me volví una nube negra que de
no ser por mi mamá la historia podría ser distinta. Siempre estuve muy
determinada en mi propósito, a la vez me aferraba en mi fé para no decaer, para
no desistir, mientras el mundo me decía no, yo decía sí, y esta fue una de las
cosas que más me marcó durante este año.
Aprendí a ser paciente que todo
llega cuando tiene que llegar, pero si no sales a buscar por razones lógicas no
te llegará y si te llega sin buscarlo, pues fuiste afortunado/a, pero el
esfuerzo en su momento tendrá su recompensa.
Desde el año pasado adopte
la filosofía de no celebrar solo el día de mi cumpleaños, sino celebrarlo
desde que empieza el mes, y sobretodo hacer actividades especiales el fin de
semana previo a mi cumpleaños.
Este año, me hice mi propia torta de
red velvet, le pedí la receta a mi mamá y con la compañía de una amiga de mi
residencia la hice. El domingo 15 planificamos un paseo a Tigre, que es una
pequeña ciudad que queda al rededor de 45 min en tren desde Capital, es muy
turística, y esta super linda para pasar un día distinto, que fue lo que
hicimos. Fui con cuatro amigas de mi resi desde la mañana hasta la tarde, la
pasamos super lindo, y todas las fotos quedaron lindisimas.
Además, decidí cantar cumpleaños a
las 12 am, así el lunes me quedaba libre para descansar lo que no
descanse el finde por estar haciendo todas las compras para la torta y para el
paseo. Con mis amigas hicimos una pequeña reu improvisada, todo quedo
lindo y la torta super rica. Para el lunes, nos pusimos de acuerdo para salir a
almorzar cerca, y eso fue lo que hicimos.
Para finalizar el día de mi
cumpleaños, las monjas que administran la resi me invitaron a cenar
y compartí un rato muy agradable comiendo arenas colombianas y
tomando agua panela, o mejor conocido como papelón con limón, lo más bonito y
que más valoro fue compartir algunas experiencias vividas con ellas.
A todas esas personas que
pusieron su granito de arena para hacer mi día especial les agradezco
infinitamente, tanto a mis amigas de la resi que me hicieron sentir muy
especial y querida, como a todas las demás personas que a distancia tuvieron un
gesto, un detalle. Gracias totales, los aprecio muchísimo!
Jessica Leobruni.
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