Empiezo estas líneas hoy 20/12 con un sentimiento de decepción, me
embarga un poco la tristeza, hoy presenté un final que no aprobé, y la verdad
que me llenaba de ilusión poder decir que iba a terminar el año lisa, lamentablemente
los resultados fueron otros.
Me siento como
golpeada, bajoneada, esa ilusión de aprobar todas las materias en mi primer año
de la universidad era lo que me motivaba de este diciembre, debido a que por
cosas de la vida y sacrificios del inmigrante, lo estoy pasando sola, lejos de
mi familia, lejos de mis tradiciones, lejos de mi cultura. Hasta la fecha de
hoy no me he comido mi primera hallaca, y honestamente tampoco creo que me coma
alguna, ya me resigne.
Este año ha sido
bastante rudo, he vivido cosas que sin duda me han dado muchos aprendizajes,
han sido momentos difíciles, días de nostalgia, y días de angustia. Estar lejos
de casa es difícil, y estar en un nuevo país donde estas by your own, donde no
tienes un apoyo “porsiacaso”, es, me perdonan la palabra, pero es jodido.
Como he dicho
anteriormente, independientemente de la situación de Venezuela, yo siempre
quise salir a estudiar fuera, siempre quise conocer nuevas culturas, pero
sobretodo siempre quise independizarme, sin embargo en esos momentos donde
Venezuela “no estaba” tan mal, cuando aun era relativamente “fácil” para tus
padres mantenerte en otro país, cuando no era una misión imposible, o cuando tu
desde afuera no tenías que buscar la manera de enviarle dinero a ellos. Yo
tenía otra expectativa de lo que sería mi vida como una persona independiente.
La realidad ha
sido completamente distinta a la expectativa, yo me vine con la condición de
que iba a buscar un trabajo para mantenerme porque debido a la situación era
imposible para mis papás mantenerme. Yo desde pequeña he demostrado que he sido
una persona capaz, y mis papás me dieron la confianza, así que emprendí mi
rumbo.
Mis objetivos
como he mencionado en mis posts anteriores siempre fueron dos, estos van de la
mano, estudiar y trabajar, estudiar tiene mayor peso pero a la fecha de hoy si
no trabajo no tengo como mantenerme, y si no tengo como mantenerme tendría que
devolverme a Venezuela y esa no es una opción viable por ahora.
Llegue a
Argentina con dinero que tenía ahorrado específicamente para mis estudios, sin
embargo desde que tuve todos mis papeles en regla empecé en la búsqueda de un
trabajo, me costo bastante, después de siete meses viviendo de mis ahorros fue
que encontré mi primer trabajo, y hasta la fecha aun continúo en la empresa. A
pesar de que tuve días donde me preocupaba muchísimo porque no conseguía
trabajo, porque se me iban a acabar mis ahorros, siento que todo se dio como se
tuvo que dar, logré entrar a trabajar en una cooperativa multinacional, donde quien sabe y en el
futuro pueda hacer mi pasantía con ellos.
Antes, empezar
a trabajar me daba un poco de miedo porque no sabía como iba a hacer con el
trabajo y la universidad, pensé que iba a ser muy complicado organizar mis
tiempos, y para ser sincera las primeras dos semanas fueron bastante
ajetreadas, sin embargo todo cayó como anillo al dedo, me pude organizar y
sinceramente en la universidad me fue mejor este cuatrimestre que el anterior.
Eso es en mi vida
profesional.
En mi vida
personal, todo fue demasiado fluctuante, fueron pocos los momentos de
tranquilidad, siempre hubo algo.
Mi estabilidad
emocional los primeros seis meses era creo que peor que la estabilidad
emocional de un esquizofrénico, sin embargo en la segunda mitad del año, para
ser más especifica a partir del 8 de julio todo cambio.
Me mude a una
residencia universitaria administrada por religiosas, me recordaba mucho a la
residencia que había visto cuando me iba a ir a estudiar a Caracas que había
quedado encantada.
En esta
residencia además de aumentar mi espiritualidad, hice muy buenas amistades con
las cuales compartí momentos que siempre atesoraré. También conocí más de Argentina,
conocí más allá de Capital Federal, y me di cuenta que es un país lindo que
tiene muchísimo para ofrecer.
Luego que empecé
a trabajar también quede más tranquila emocionalmente, y empecé a vivir más, a
disfrutar más sin hacer tantas cuentas.
Mis resoluciones
de este año se cumplieron las más importantes que eran empezar la universidad y
empezar a trabajar, del resto me acuerdo poco, seguro eran de esas que me pongo
cada año, de comer más saludable, hacer más ejercicios, dejar de quejarme tanto,
ser más agradecida, y ayudar a quienes más lo necesitan. Entre estas, cumplí
algunas de manera parcial, por ejemplo, cocino muy sano pero de vez en cuando
me como mis dulces o mis comidas en la calle, hice ejercicios por un mes
completo, estuve de voluntaria en noches de caridad hasta que me empezó a
chocar el horario de las noches de caridad con el trabajo y/o estudios, y así
estuve durante el año.
Tengo aun una
promesa que cumplir, espero poder cumplirla antes de que acabe el año.
De esta manera ha sido mi
2017, un año con muchos high and lows, un año lleno de experiencias, lleno de
aprendizaje, un año con muchos retos, obstáculos y metas que cumplir.
Este año me separé
nuevamente de mis padres, de mis abuelos, de mis amigos, del amor de mi vida
(por ahora), este año emprendí camino a un nuevo país, afrontando nuevos retos,
los cuales puedo decir satisfactoriamente que he alcanzado lo que me propuse a
principio de año.
Algunas personas
me verán y dirán “eres una dura” o “tienes una fuerza y un temple enorme”, sin
embargo no saben que no soy yo sola, detrás de mis logros están todas las
personas de mi día a día, todas las personas que llevo a diario en mis
pensamientos, en especial mis papás, que son los primeros que me han apoyado en
todas mis decisiones y mis andares, no podría estar más orgullosa de ellos por
criarme y educarme de la manera que lo hicieron, a veces hasta yo misma me
sorprendo de lo capaz que soy para lograr lo que me propongo.
Esta semana que
pasó dentro de depresión porque no había aprobado el examen de análisis, mi
papá me mando un mensaje alentador con una frase que me quedo grabada: “tu
siempre has hecho lo difícil fácil”.
Sin las personas
que me rodean no sería quien soy hoy, ustedes me llenan de coraje y valentía,
me dan la fortaleza para seguir adelante, para no rendirme, para no conformarme
y para ir siempre por más, a ustedes les doy las gracias. Gracias por estar,
por ser mi apoyo incondicional, gracias, gracias totales! Los adoro.
En mis 19 años
estoy orgullosa, estoy orgullosa de quien soy, orgullosa de quienes me rodeo,
orgullosa de lo que he logrado, de lo que mis padres lograron con la educación
que me dieron.
Si tuviera que
elegir una palabra para describir este año sería aprendizaje, de tantas
experiencias quedan aprendizajes, y más si esas experiencias no son tan lindas
de recordar.
Les deseo un
próspero año nuevo, que cumplan sus metas, que alejen lo malo de sus vidas, y
que reciban el año con optimismo, fé y esperanza de que el 2018 estará lleno de
lindas experiencias, que tratemos de ver
más el vaso medio lleno que medio vacío, con el aprendizaje de que todo lo que
pasa es para mejor.
Jessica
Leobruni
26/12/2017
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